¿Y si? ¿y si? ¿y si? Como nos llenamos la cabeza de miles y miles de posibilidades ante una situación ya pasada pero que aun sentimos muy presente, y ¿sabéis que? a pesar de tantas, ninguna de ellas la aprovechamos en aquel momento.
Hay que ver la de veces y veces que nos rayamos con ciertas actitudes que llevamos a cabo en el pasado, la de veces que pensamos ¿y si en vez de haber hecho esto hubiera hecho lo otro? ¿y si hubiera contestado así en vez de asá? ¿y si hubiera hecho lo que sentía y no lo más coherente o al revés?
Vaya gilipollez ¿no?
Quizás deberíamos arrepentirnos de lo que no hicimos, y no de lo que podríamos haber hecho. Pero eso no depende solo de nosotros.
Yo creo en el destino, al fin y al cabo es el que decide. Y aunque a menudo no decida lo que más nos gusta, siempre tiene algo que enseñarnos y pone siempre a cada uno en su lugar.
Por último te diré que el destino no llega solo, te lo tienes que ganar y también buscarlo. De nada sirve sentarte a esperar.
Porque, como dice un sabio, morir es dejar la vida en espera. Vivir es decidir que la vas a buscar.
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